miércoles, 4 de abril de 2012

Las Pintadas de la Revolución

Una forma de expresarse cuando la palabra es acallada, es el arte urbano.

  Hace algunos meses, todavía era más que probable que mirando los periódicos o escuchando las ondas hercianas, nos llegaran informaciones desde ese lejano Oriente que cada vez sentimos más cercano. Las Revoluciones Árabes colmaron nuestra actualidad durante meses y meses, desde que al llegar la primavera, el pueblo egipcio rompiera sus barreras de represión para gritar en la calle sus quejas y desprenderse de sus temores.

  A ellos, les siguieron los ciudadanos de Túnez, Yemen, Libia y Siria entre otros. Países que a muchos no les sonaban más que por estar erróneamente relacionados en el imaginario colectivo de la sociedad, con el turismo en el caso de Túnez, o con aspectos más negativos como el terrorismo y el petróleo. Pero en esos días, pasaron de ser sólo eso a ser un ejemplo a imitar hasta en los “países democráticos” entre comillas. Las Revoluciones Árabes se globalizaron y, con ello, se internacionalizó su adjetivo hasta convertirse en Revoluciones Occidentales en países supuestamente democráticos.

  Ellos, luchaban por la libertad contra tiranos y dictadores. Nosotros, por obtener una democracia real en donde los políticos dejen de gastarse dinero de las arcas públicas en sus vidas, para escuchar a los ciudadanos y empezar a preocuparse por las vidas de los que le votaron. Tristemente sí, les dimos nuestros votos. Lo más preciado que nos queda junto a nuestra palabra y derecho a la disconformidad.

  Meses después, nos despertamos y ni Egipto, ni el propio 15-M tenían un hueco en las informaciones. La agenda de verano de los medios se había acabado. Ya no se daba voz a los jóvenes de Londres, a los de Barcelona y mucho meno a los de Túnez o a los sirios olvidados por la Comunidad Internacional.

  Siria, ese gran olvidado que, aunque aparece diariamente en los telediarios, continua la casi pasividad de la ONU y la Liga Árabe mientras mueren miles de personas. A día de hoy, más de 9.000 sirios han perdido la vida y 200.000 han abandonado su hogar por miedo a las torturas sistemáticas (según un informe de Amnistía y ACNUR).

  Por suerte para nosotros, los medios tradicionales no son los únicos espacios para la información y la reflexión. Paseando por la Calle Alcalá (en su número 62), encuentras la Sede de La Casa Árabe que ha recogido una muestra fotográfica sobre de las pintadas y las intervenciones urbanas realizadas en los países del Magreb. Una forma de expresarse cuando la palabra es acallada, es el arte urbano.

  Además, esta exposición recoge uno de los debates más abiertos: la fotografía como archivo o documento frente a la fotografía “estética” propiamente dicha. En el ámbito del arte contemporáneo es evidente que tanto una como otra, y un híbrido entre ambas, tienen cabida; siempre y cuando reúnan un criterio artístico de peso. En este caso, no sólo te encuentras con fotografía de archivo o documento, sino que el espacio, el montaje y la formalización visual de las fotografías (todo esto en conjunto e individualmente) adquieren un componente estético bastante atractivo. Cada una de las paredes de la exposición se cubren con graffitis que reproducen los existentes en las calles. Te introducen y localizan en el espacio real a cuenta del graffitero ymuralista Zeta/1970.

  Y es que en este proyecto se hace un recorrido desde los inicios de la Primavera Árabe hasta el día de hoy mediante fotografías de de las intervenciones urbanas tanto del pueblo civil, como de artistas urbanos en stencil (estarcido) o graffiti. En un espacio separado por países, el recorrido empieza en Túnez hasta llegar a Siria.

  Por ejemplo, en Túnez, lo más significativo es el documento gráfico de una intervención urbana relacionada con los vehículos del ex-dirigente Ben Alí, destruidos tras su derrocamiento. Así, se reproduce un discurso que relaciona los coches destruidos del dictador y los ciudadanos.

  En Egipto, se da un paso más allá y no sólo se muestra la introducción del arte protesta en la urbe, sino que se documenta el proceso. El resultado es una pieza audiovisual donde un artista realiza retratos enormes de los mártires de la revolución contra el régimen de Mubarak, y donde se relata como uno de esos retratos fue tapado. Este hecho provocó una reacción civil inesperada y el artista tuvo que volver a dar vida al retrato.

  Pasando por el espacio dedicado a Libia, descubrimos pintadas irónicas de Gadafi donde lo que más destaca es su bandera como símbolo de unidad e identidad nacional contra su dirigente.

  He de recalcar que en muchas ocasiones se nota el influjo de lo que ha supuesto Internet en la vida de muchos jóvenes de allí. Por poner un ejemplo, en una fotografía muestra una ventana de Windows con el mensaje “Delete Ali? press Ok o Cancel”, sin duda una audacia digna de mención, donde las nuevas tecnologías les han permitido crean un lenguaje artístico combativo.

  Pero quizás lo más interesante o el mensaje más potente nos lo da la pared dedicada a Siria. Tras ver paredes repletas de fotografías y graffitis, el espectador se encuentra con una pared en blanco donde únicamente yace la siguiente frase: “Espacio dedicado a las fotografías en las calles de Siria cuando esté permitido hacerlo”. Sin duda un broche de oro para finalizar esta exquisita exposición, pero también un mensaje que debe hacer que nuestras neuronas se manifiesten.

  Las fotografías que se nos muestran, conforman una visión del auténtico clima de cambio en estos países impulsado por los más jóvenes que iniciaron una revolución en las calles. Pero de nada sirve que se haga una exposición si la realidad no puede ser conocida, si las fronteras del poder no están en las fronteras físicas de un país sino dentro del propio país impidiendo que sus ciudadanos puedan conocer lo que pasa. Si ellos mismos están desinformados, ¿cómo vamos a conocer “nosotros” señores de occidente” lo que ocurre?

  Estas fotografías nos dan una respuesta: el arte urbano como una nueva forma de diálogo informativo que nos ayuda a conocer las reivindicaciones sociales de aquellos que no tienen posibilidades de anunciarlo de otra forma. Quizás las paredes de sus calles sean las nuevas páginas de los periódicos.

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