Otras Realidades

Unos minutos para el relax: los mandalas

¿Sabías qué?...

La palabra Mandala, que significa círculo, rueda o totalidad, ha viajado durante miles de años por diferentes culturas convirtiéndose en centro de enseñanzas espirituales y psicológicas. Dejando a un lado su definición puramente etimológica, desde el punto de vista espiritual, se considera la representación gráfica del centro energético de equilibrio y purificación de la persona que lo dibuja. Es una forma de encontrar la tranquilidad y equilibrio entre el entorno y la mente, por lo que los mandalas son muy usados en la meditación y culturas como la del yoga.
También se le define como un sistema ideográfico, porque en él se representan las ideas de la mente de forma material mediante formas geométricas y colores.

Aunque los mandalas nacieron en India, donde decoran las paredes de muchos de sus templos, pronto se propagaron por el resto de culturas occidentales hasta llegar a las manos Carl G. Jung. Este psicólogo y alumno de Freud, dio un nuevo sentido a los mandalas incorporándolos es sus terapias con el objetivo de alcanzar la búsqueda de la individualidad dentro de las nuevas sociedades de masa. (El Hombre y sus símbolos, Carl G. Jung)
Para ello, cada día al despertar, Jung dibujaba sus sueños representándolos en un mandala para luego poder interpretarlos (acto en el que se nota la gran influencia de la escuela de Freud). Gracias a esta actividad diaria, pudo descubrir que existía una relación entre lo que dibujaba y su centro como persona; idea desde la que parte su teoría sobre la estructura de la psique humana en la que explica que los mandalas representan la totalidad de la mente, abarcando tanto el consciente como el inconsciente.

En la actualidad, los mandalas se usan para buscar la tranquilidad y como herramienta de meditación en el yoga. Este trabajo de meditación se realiza mediante la observación en quietud de un mandala (siempre mirando a su centro que representa el nuestro propio) que previamente has dibujado y coloreado. Al hacerlo uno mismo, el mandala se convierte en la externalización gráfica de nuestro interior y es completamente personal y único. Otra persona puede dibujar tu mismo mandala, pero nunca usará los mismos colores.

Pero ¿qué es físicamente un mandala? Es una composición visual creada por diferentes formas geométricas que se distribuyen de forma concéntricas en diversos niveles. Los mandalas siempre deben de tener un centro claro (donde se representa el propio centro de la persona), así como los puntos cardinales resaltados. Las formas más usadas para crearlos son: los círculos, los triángulos, los cuadrados y los rectángulos. Aunque también pueden aparecer otros tipos de figuras y dibujos como estrellas, lunas, serpientes o motivos de la naturaleza.
Antes de dibujar y pintar un mandala, se debe hacer un ejercicio de meditación para visualizar el mandala en blanco y negro (si ya está creado) o el folio en blanco (si la persona se dispones a empezar desde el principio) para luego poder imaginarlo terminado. Dependiendo de su estado de ánimo, mentalmente visualizará el mandala con unos u otros colores. Esos son los que debe usar para pintar el mandala una vez terminada la meditación.
La teoría dice que si la persona siente que necesita exteriorizar sus emociones, puede colorearlas de adentro hacia fuera; si por el contrario, quiere buscar su centro, se pintará de fuera hacia adentro.

¿Qué significan las formas escogidas? Los mandalas no son simples dibujos de colores, pues todos sus elementos tienen un significado que se puede analizar como ya lo hacía Jung con los sueños. Por poner algunos ejemplos:
  • Círculo: movimiento. Lo absoluto. El verdadero yo.
  • Corazón: amor, felicidad, alegría, sentimiento de unión.
  • Cruz: unión del cielo y la tierra. Vida y muerte. Lo consciente y lo inconsciente.
  • Cuadrado: procesos de la naturaleza. Estabilidad. Equilibrio.
  • Estrella: símbolo de lo espiritual. Libertad. Elevación.
  • Espiral: vitalidad. Energías curativas. Búsqueda constante de la totalidad.
  • Hexágono: unión de los contrarios. 
  • Laberinto: implica la búsqueda del propio centro.
  • Mariposa: autorenovación del alma. Transformación y muerte.
  • Pentágono: silueta del cuerpo humano. Tierra, agua y fuego.
  • Rectángulo: estabilidad. Rendimiento del intelecto. La vida terrenal.
·        Triángulo: agua, inconsciente (si está hacia abajo), vitalidad, transformación (si está hacia arriba); agresión hacia uno mismo (hacia el centro)


        
¿Qué quieren decir los colores? El uso de los colores en los mandalas también tiene un significado especial y es quizás la parte más interesante en los estudios y análisis de los mandalas. Su uso está relacionado con el estado de ánimo de quien los pinta y, sorprendentemente, la persona deja a un lado sus colores favoritos en la vida diaria, para dejarse llevar por lo que siente en el momento de la meditación y los colores que representan eso que siente. Algo muy estudiado en la psicología (como enseñanza y legado de Jung) tanto en los adultos como en los niños.
Estos son algunos de los significados y sentimientos que evocan o podemos descubrir de nosotros mismos al pintar nuestros mandalas:
·        Blanco: nada, pureza, iluminación, perfección.
  • Negro: muerte, limitación personal, misterio, renacimiento, ignorancia.
  • Gris: neutralidad, sabiduría, renovación.
  • Rojo: masculino, sensualidad, amor, arraigamiento, pasión.
  • Azul: tranquilidad, paz, felicidad, satisfacción, alegría.
  • Amarillo: sol, luz, jovialidad, simpatía, receptividad.
  • Naranja: energía, dinamismo, ambición, ternura, valor.
  • Rosa: aspectos femeninos e infantiles, dulzura, altruismo.
  • Morado: amor al prójimo, idealismo y sabiduría.
  • Verde: naturaleza, equilibrio, crecimiento, esperanza.
  • Violeta: música, magia, espiritualidad, transformación, inspiración.
  • Oro: sabiduría, claridad, lucidez, vitalidad.
  • Plata: capacidades extrasensoriales, emociones fluctuantes, bienestar.

Sabiendo esto, podríamos analizar un mandala tan complejo y multicolor como este. Por poner algunos ejemplos, los corazones significarían amor, felicidad y alegría en tono a un sentimiento de unión, de hecho, los corazones aparecen en conjuntos de varios. Pero al estar pintados de rosa, resalta el aspecto femenino o incluso infantil de la persona.
Otro color que predomina es el azul de la tranquilidad, que al enfrentarse con los tonos rojos y naranjas, crea una paradoja visual y de significado entre la tranquilidad, la fuerza, la energía y la pasión.
Como todo mandala, tiene un centro con colores muy potentes que representan el dinamismo de la persona, ya que cada color nos lleva a su vez a un sentimiento.



Lo mejor que he visto en el mundo You Tube

Todos hemos sucumbido alguna vez, en momentos de aburrimiento o de simple curiosidad, a la pantalla del ordenador mientras que navegábamos por cientos de páginas o visitábamos de forma casi compulsiva vídeos y vídeos de You Tube y, en menor medida aunque ofrece contenidos culturales de mucha calidad, de Vimeo.

El problema es que cada vez más, todos estos contenidos ya sena musicales, cinematográficos o curiosidades, están plagados de publicidad. En cuanto un vídeo destaca por tener muchas reproducciones, los anunciantes se lanzan a la caza del patrocinio para incrustar su publicidad.

Ya es casi imposible ver un vídeo sin tener que esperar unos segundos, que en el tiempo de Internet es una larga espera, mientras que pasa un anuncio. O aún peor, tener que visualizar el vídeo con una impresión publicitaria que tapa la parte inferior de la pantalla.

Pero por suerte, el ingenio de los anunciantes cada vez evoluciona más, hasta llegara  hacer campañas publicitarias tan interesantes como la de “Hunter and bear's 2012 birthday party” de Tipp-Ex.

Usando de pretexto el fin del mundo en el 2012, nos invitan a salvar a los protagonistas del vídeo (un oso y su amigo que están celebrando su cumpleaños) de una muerte inminente ante la caída de un meteorito. Sólo se podrán salvar si escribes sobre el año 2012 tapado con Tipp-Ex, otro año al que viajarán con una máquina del tiempo.

Es muy divertido e interactivo. Prueba a poner el 2010 y verás como el oso gana el Mundial para España o viaja hasta 1989 para derrumbar el Muro de Berlín. Si quieres retroceder más en el tiempo, aparecerás en las películas de cine mudo, en la época de los hippies, o incluso en el año 0 en el Portal de Belén.

Toda una campaña publicitaria que invita al usuario a jugar y a repasar bajo el humor las lecciones de historia del colegio. 






El país que quería ser Europa


Como cada año, llegaron las vacaciones. Esos días para viajar y descubrir, pensar y disfrutar. Pero también, si tienes la oportunidad de salir de España, un tiempo para aprender y empaparte de otras culturas. Costumbres que a veces vemos como inferiores o lejanas, pero que tienen mucho que enseñarnos.


Este año mi avión puso rumbo a Turquía. Si pensamos en el país, no lo vemos como un extraño, pues nos separan tres horas y media escasas por el aire. Si preguntamos en los colegios, los niños sabrán decirnos su capital y la religión que procesan. Pero seguro que para muchos es desconocido su grado de hospitalidad, su cariño hacia el invitado y el extranjero viajero o sus bailes y orgullo por lo poco que poseen en casas esculpidas dentro de las montañas.


Para conocer Turquía tenemos que ir más allá de Estambul (que es donde empezó mi viaje de 12 días) donde los burcas, las barreras y la pobreza de niños que venden agua a 50 céntimos, se mezclan con la llamada al rezo en mezquitas de colores, los olores a especias y una lucha incansable por alcanzar ese grado de “europeísmo” que dicen que les falta para ser uno más de los 27. Una mezcla extraña, pero que al fin y al cabo encuentras en todos los países árabes más occidentalizados.
                                                                                                         
Para conocer Turquía tienes que vivir sus calles libres de tiendas de subvenirse y adentrarte en lo profundo de su península. Creo que conseguí hacer las presentaciones con el país cuando puse un pie en Capadocia y me topé con una boda. Una celebración sencilla, sin lujos, yo diría casi pobre y en medio del desierto de la región; pero al mismo tiempo una celebración donde las mujeres nos invitaron al bailar, a conocer a la novia y a tomar te en el interior de su hogar. Pero solo a las mujeres. 


Y es aquí cunado la belleza se vuelve agria y cuando los rostros de las mujeres se cubren con telas de color negro bajo un sol abrasador y casi 40 grados de temperatura. Descubres que has conocido Turquía, un país volcado hacia el turismo que te abre las puertas de sus hogares, pero que al mismo tiempo no te permite ver el rostro de aquellas mujeres que te ofrecen su humilde taza de te. Tirantes y tabaco para las que viven en Estambul. Velo, hogar y ventas de manualidades para vivir cuando no existen las pensiones, en la Turquía más tradicional. En resumen, dos realidades de un país desbordado de cultura y de historia que lucha contra si mismo y contra su religión para ser Europa.




Ideas de Regalos Solidarios


Cuando se acerca el momento de hacer y recibir regalos para celebrar todos juntos una nueva Navidad. Hay que ser conscientes de que la Navidad de este año 2010, poco tiene que ver para muchos con la celebración religiosa que era o con una simple fiesta familiar de dar y recibir. La ideología, la religión o el tipo de familia no importan cuando la gente es capaz de sentir diferente en este mes invernal.

Por ello, los regalos son algo importante. Son la ilusión al desenvolver, el abrazo al agradecer y la sonrisa al estrenar ese algo novedosos que un familiar o amigo nos ha hecho llegar. Pero desgraciadamente, el consumismo extremo nos invade como un virus sin control, como una enfermedad sudorosa que hace subir la fiebre de la sociedad, que solo se calma con el aire acondicionado de grandes superficies y tiendas con cortes ingleses. Pero existen alterativas.

Si todavía no tienes resuelto el tema de los regalos y verdaderamente te importa de donde viene aquello que vas a regalar, aún estás a tiempo de decirles a los Reyes Magos o a Papa Noel (eso ya al gusto del consumidor) que echen  un vistazo en las diferentes tiendas de Comercio Justo de Madrid. Es cierto que no abundan y que no te encuentras una en cada esquina, pero existen. Por poner un ejemplo, en la C/ Gaztambide 50 está la preciosa, colorida y acogedora tienda de SETEM, ONG de Comercio Justo que trabaja con diferentes cooperativas de productores del Sur.


Al consumir o comprar productos de Comercio Justo, no solo estás regalando un producto natural, artesanal y saludable; sino que estás contribuyendo a conseguir un mundo y un sistema comercial un poco más junto. Mejora el Sur trabajando desde el Norte para cambiar primero tu entorno.


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Mi primer viaje al otro lado del Estrecho


Parece mentira lo que te puede abrir la mente un viaje de tan sólo 5 días a Marruecos, un país del Sur que sólo se encuentra separado físicamente por unos kilómetros de mar, y que si el día es claro, es fácil alcanzar a ver desde las costas de Andalucía. Pero la distancia física que nos separa es mucho menor que la distancia cultural e ideológica. A veces un abismo insuperable que no reside en la realidad, pero que si se arraiga en la mente y en el vivir de las personas del Norte.
 
Todos somos conscientes de la situación de las mujeres en países de religión islámica, todos sabemos más o menos que las cosas cambian cuando salimos de nuestro país y ponemos rumbo al Sur, pero no todos sabemos que cambian tanto como yo he podido comprobar. Nos creemos poseedores de toda sabiduría, de la verdad única e inigualable, así como nos sentimos conocedores de todas las culturas al mirar a los demás desde nuestro escalón de “europeos”; pero realmente, no sabemos nada hasta que no lo vivimos y lo vemos reflejado en nuestras propias pupilas.

Hasta que no paseas por calles estrechas de las ciudades marroquíes, llenas de hombres que te miran de manera inquisitoria desde su asiento de mimbre y mesa con té de menta, y en donde las mujeres son inexistentes hasta que no cae la noche o entras a los mercados de la Medina. Cuando tienes que comprar comida a hombres que esperan famélicos en las costas su turno para cruzar en patera y descubres que en esa costa está la puerta de tu lujoso hotel. Cuando ves cómo se anegan de lágrimas los ojos de un taxista por haberle dado 2 Dirham (unos 20 céntimos de Euro); pues los mira con ojos perdidos en la palma de su mano y sueña en gastarlos en algo bonito para sus hijas. Hasta que no logras sentir lo que ellos sienten, vives como ellos vives y sientes la arena del desierto entre tus ropas del ZARA, no puedes atreverte a decir que conoces el Sur. Y eso que Marruecos es un país al otro lado del Estrecho.

Por ello, y tras mi pequeño viaje a Marruecos, invito a todo el mundo a que viva su particular aventura de descubrimiento y sensibilización. Con esto no quiero destrozar conciencias ni lanzar una imagen aberrante sobre este bello país, pues también caminé por sus calles y monumentos con ojos emocionados, mi paladar disfruto como nunca entre especias y tés y tuve la suerte de conocer a gente realmente maravillosa. Lo que quiero hacer ver es que no podemos decir que conocemos un país hasta que no entramos en su vida cotidiana. Hay que salir del mero camino turístico, perderse entre sus calles y habitantes y, solo entonces, podrás sentir lo que siente ese país.